El Mundial celebrado en Australia y Nueva Zelanda ha marcado un significativo punto de inflexión en la historia del fútbol femenino. Ha alterado la tendencia anterior al establecer nuevos registros de asistencia y audiencia. A pesar de que finalmente la selección favorita, España, se alzó con la victoria, este torneo se destaca por ser el más equilibrado en años recientes, gracias a la alta calidad y mejora del nivel de juego.
Este evento deportivo en particular podría ser considerado como el Mundial de la transformación, un éxito colectivo inesperado. Aunque el fútbol no sea el deporte predominante en Australia y Nueva Zelanda, la participación de 32 selecciones, igualando por primera vez al torneo masculino, llenó los estadios en la región oceánica y superó todas las expectativas en diversos aspectos: deportivos, sociales, comerciales y económicos.
Se trata del Mundial más igualado y competitivo en años recientes, en el cual equipos con menor renombre han sorprendido al derrotar a las grandes favoritas, demostrando a las millones de espectadores que el fútbol femenino tiene mucho que ofrecer y enseñar.
La final del torneo entre España e Inglaterra atrajo a 75,784 espectadores en el Estadio Accor de Sídney (Australia) y a 5,599,000 millones de televidentes en España (65.7%) a través de Televisión Española. La semifinal entre Las Matildas e Inglaterra se convirtió en el programa de televisión más visto en Australia desde el año 2001, con una audiencia de 11.5 millones de personas según el canal Channel Seven.
Estas impresionantes cifras de audiencia reflejan el éxito del torneo, que logró vender más de un millón y medio de entradas antes de su inicio, y se transmitió en 200 territorios y a través de 130 canales y estaciones de radio.
Gianni Infantino, presidente de la FIFA, comentó: “Esta Copa del Mundo ha sido verdaderamente transformadora, no solo en Australia y Nueva Zelanda, sino en todo el mundo. En los países anfitriones, tuvimos casi dos millones de espectadores en los estadios, estadios llenos en todas partes, y dos mil millones mirando en todo el mundo, no solo viendo a su propio país sino viendo el Mundial”.
La noción errónea de que el fútbol femenino no genera ingresos ha quedado en entredicho tras el éxito del torneo. La Copa del Mundo generó más de 524 millones de euros en ingresos, llegando al punto de equilibrio financiero.
Infantino añadió: “No perdimos dinero y generamos el segundo ingreso más alto de cualquier deporte, además de la Copa Mundial masculina, a nivel mundial”.
Además, los premios para las selecciones aumentaron a 150 millones de dólares, diez veces más que en el Mundial de Canadá 2015, triplicando el premio de Francia 2019. Con la victoria de España, cada jugadora recibirá 250,000 euros.
El nivel futbolístico demostrado en esta edición subraya el crecimiento de esta disciplina y afirma que, al invertir en las futbolistas, el nivel general mejora.
La fase de grupos trajo consigo sorpresas iniciales, como la eliminación de dos favoritas al título: Alemania, bicampeona del mundo y segunda en el ranking FIFA, y Brasil, que no quedaba eliminada en esta etapa desde 1995.
Ambos equipos se enfrentaron a dos selecciones que sorprendieron al mundo al rendir a un nivel inesperado. Marruecos, debutante en el torneo, avanzó desde la fase de grupos en la que compartía con Alemania, y Jamaica arrebató el segundo puesto de su grupo a Brasil. Sin embargo, ni Jamaica ni Marruecos lograron avanzar más allá de los octavos de final.
Copa del Mundo Femenina: aprecio, exposición, excelencia y equidad.
Las tandas de penaltis también jugaron un papel destacado. En los octavos de final, dos encuentros concluyeron con empate 0-0 y se resolvieron desde el punto de penalti. Inglaterra superó a Nigeria (4-2) y Suecia venció a la tetracampeona Estados Unidos (5-4), que experimentó su primera eliminación en esta fase, viendo desvanecer su ambición de lograr un tercer título consecutivo.
Mientras selecciones poderosas dejaban Australia y Nueva Zelanda, el equipo colombiano avanzó en el torneo llegando a los cuartos de final, donde cayó 2-1 frente a Inglaterra. Colombia, liderada por la joven Linda Caicedo, quien se erigió como una de las grandes estrellas, exhibió un sólido nivel de juego y un enfoque táctico bien trabajado.
La coanfitriona Australia también inscribió su nombre en la historia del torneo al alcanzar las semifinales al vencer a Francia en una dramática tanda de penaltis que se extendió a diez lanzamientos. El partido concluyó sin goles (0-0) después de la prórroga, y los penaltis se inclinaron a favor de las jugadoras oceánicas por 7-6. A pesar de movilizar a todo el país, Australia se quedó a las puertas de la final, que resultó inédita al contar con dos equipos no favoritos al título.
Este Mundial también significó la despedida de distinguidos referentes, como la brasileña Marta Vieira, quien ha competido en seis ediciones y ostenta el récord de goles en la historia de los mundiales con 17 tantos. Marta, seis veces galardonada como la mejor jugadora del mundo (2006, 2007, 2008, 2009, 2010 y 2018), es considerada por muchos como la mejor futbolista de todos los tiempos.
La ganadora del Balón de Oro, Megan Rapinoe, también disputó su último Mundial con Estados Unidos y se retira del fútbol profesional como un ícono no solo en términos deportivos, sino como una defensora de la igualdad salarial y los derechos de la comunidad LGTBI.
La jugadora argentina Estefanía Banini también dice adiós a la selección nacional, continuando su carrera en el Atlético de Madrid. Por su parte, la canadiense Christine Sinclair, campeona olímpica y de 40 años, con 190 goles y quien logró la paridad salarial en el fútbol de Canadá, también compitió en su última Copa del Mundo.
De esta manera, el fútbol femenino se despide de influyentes figuras que han abogado por su crecimiento, dando paso a una nueva era en la que jóvenes jugadoras, como la española Salma Paralluelo, la colombiana Linda Caicedo o la italiana Giulia Dragoni, entre otros muchos talentos, asumen el relevo.
La final del Mundial fue inusual en la historia del torneo, ya que ni España ni Inglaterra habían llegado antes a competir por el campeonato. El enfrentamiento entre España e Inglaterra marcó la primera vez en 32 años en que dos finalistas distintos se enfrentaban. Desde que Estados Unidos y Noruega compitieron en la primera final, al menos un equipo previo a la final había participado en dicha instancia.
Según un estudio de Brand Finance, la cantidad de mujeres que siguen el fútbol ha experimentado un aumento notable en los dos países finalistas, España y Reino Unido. Este incremento también ha sido significativo en otras naciones como Australia.
En España, la proporción de mujeres que declaran seguir el fútbol aumentó del 43% en 2019 al 48% en 2022 (un aumento del 5%), mientras que la proporción de hombres creció solo un 1% (del 68% en 2019 al 69% en el mismo período), según datos previos a la final.
Con la destacada actuación del equipo español, este triunfo podría impulsar el interés por el fútbol femenino en el país y fomentar mejoras en sus condiciones. Millones de personas sintonizaron sus televisores este domingo y se identificaron con las jugadoras de la selección, quienes, después de enfrentar dificultades internas durante un año, hicieron historia al coronarse campeonas del mundo por primera vez.