En un parque industrial cercano al aeropuerto de Seattle, en los Estados Unidos (EE. UU.), una compañía australiana llamada Micro-X está trabajando en un sistema que podría hacer realidad los deseos de los viajeros aéreos: controles de seguridad más rápidos que prometen una interacción mínima con los agentes de la TSA.
Micro-X está empleando nueva tecnología para rediseñar los puntos de control de los aeropuertos, de manera que se asemejen a los carriles de autopago de los supermercados. Si este enfoque se ejecuta según lo previsto, el proceso de Micro-X no solo sería más veloz, sino que también resultaría menos estresante tanto para los pasajeros como para los empleados de la Administración de Seguridad del Transporte. No obstante, en un entorno en el que la TSA ha sido objeto frecuente de críticas debido a ciertas deficiencias, como su rendimiento insatisfactorio en las pruebas de detección de armas, lo que ha llevado a que la experiencia sea confusa y desagradable para los viajeros, así como a una inflación de costos, es posible que el nuevo equipo no satisfaga a los críticos, además de que resultaría costoso.
El costo previsto por Micro-X para el sistema de autocontrol es aproximadamente el doble del que requieren los carriles de seguridad convencionales más recientes, según Brian Gonzales, director científico de Micro-X y jefe de su operación en Estados Unidos. En este mismo año, la TSA ya ha comprometido hasta 1,300 millones de dólares para adquirir alrededor de 1,200 escáneres CT para la inspección del equipaje de mano. En lo que respecta al sistema de Micro-X, se espera que el costo final sea “competitivo” por pasajero, según John Fortune, quien supervisa el proyecto en calidad de gerente de un programa de desarrollo tecnológico del Departamento de Seguridad Nacional llamado Screening at Speed (o ‘Vistazo rápido’, haciendo referencia a las revisiones tradicionales).
Según Fortune, el diseño de la empresa es innovador y desafiante, según lo informa Forbes. “Realmente cambiaría la forma en que se construye un puesto de control”.
“Así es como operaría: después de verificar sus identificaciones, los pasajeros ingresarían a una zona con cabinas dispuestas en filas, cada una lo suficientemente espaciosa para dos adultos. Una representación en pantalla les indicaría que coloquen sus pertenencias en el compartimento de un escáner CT, el cual tiene aproximadamente un cuarto del tamaño de cualquier otro dispositivo en el mercado. Este escáner emplea rayos X para generar una imagen tridimensional que se analiza de forma automática en busca de objetos prohibidos mediante un software impulsado por algoritmos de aprendizaje automático. Simultáneamente, un sistema de cámaras y un escáner corporal electromagnético inspeccionarían al pasajero, y la representación en pantalla le alertaría si ha dejado algo en sus bolsillos o si parece estar ocultando algo.
Los agentes de la TSA solo intervendrían si el sistema detecta un artículo sospechoso o si un pasajero necesita asistencia.
¿Lograr pasar por el control de seguridad del aeropuerto en tan solo medio minuto? Eso es lo que esta innovadora tecnología aspira a alcanzar como su objetivo principal
Entre 2020 y 2022, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) comprometió 4.9 millones de dólares para respaldar el desarrollo del concepto de Micro-X y la entrega de prototipos iniciales. En julio, la agencia extendió el contrato con la compañía por un valor de hasta 14 millones de dólares para construir seis cabinas de detección. La meta es entregar la primera de ellas para su prueba en los próximos 12 a 18 meses.
Los funcionarios encargados de la seguridad en los aeropuertos, especialmente después del 11 de septiembre, han enfrentado un desafío delicado: equilibrar la comodidad de los viajeros con la necesidad de mantener la seguridad. Esta tarea se vuelve aún más compleja a medida que aumenta el número de personas que vuelan. Los viajes aéreos se han recuperado de la pausa impuesta por la pandemia, con un récord de 264 millones de personas que pasaron por los puntos de control de seguridad de los aeropuertos durante la temporada de verano, 2 millones más que en el mismo período de 2019.
Si las tasas de crecimiento de pasajeros vuelven a su patrón anterior a la pandemia, aproximadamente un 4% anual, esto planteará desafíos adicionales, según señala Fortune.
“En algún momento no podrás seguir el ritmo de las amenazas en evolución, ni tampoco del número de viajeros que siguen pasando por el sistema”, dice.
Micro-X asegura que sus puntos de control rediseñados mantendrán el flujo constante de peatones, permitiendo a los pasajeros completar el proceso de control en un tiempo promedio de 60 segundos, y como mínimo, en tan solo 30 segundos. Su diseño incorpora ocho cabinas de inspección en el mismo espacio ocupado por los carriles de inspección unilineales actuales. Esto significa que si un pasajero se retrasa o activa una alarma, otros viajeros aún podrán avanzar a través de las cabinas restantes.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) tiene como objetivo que el sistema de autoservicio pueda procesar a 400 pasajeros por hora por carril, con menos del 5% que requiera la intervención de los agentes de seguridad. Micro-X tiene la confianza de que puede superar esta cifra, apuntando a 500 pasajeros por hora por carril, según Brian Gonzales. Aunque la TSA no ha divulgado datos sobre su desempeño actual, Gonzales sugiere que 500 por hora superaría ampliamente la capacidad de los carriles PreCheck, que, según su conocimiento, manejan alrededor de 300 pasajeros por hora en las mejores condiciones. Por otro lado, afirma que un carril estándar congestionado solo podría procesar a 150 viajeros por hora.
El objetivo es que siete agentes de la TSA atiendan un carril, en comparación con los 11 actuales, según informa Gonzales. Si los algoritmos de análisis de imágenes pueden ser lo suficientemente precisos, quizás sea posible reducir esa cifra a tan solo tres agentes.
Además, se argumenta que este sistema disminuiría la presión sobre los agentes. Tendrían más tiempo para asistir a los pasajeros en lugar de realizar registros y revisiones de equipaje, actividades que suelen ser tensas. También podrían ser asignados a revisar imágenes de bolsas marcadas de forma remota por los algoritmos de detección.
Este proceso podría ser especialmente beneficioso en aeropuertos más pequeños con menos tráfico, ya que un solo módulo de Micro-X podría proporcionar toda la capacidad necesaria.
El DHS también está financiando un proyecto liderado por una empresa holandesa llamada Vanderlande, que trabaja en el desarrollo de un punto de control de autocontrol utilizando tecnología actual. Han incorporado un sistema de acceso e instrucciones automatizadas a su punto de control de dos carriles, que combina una máquina CT convencional con un escáner corporal de Rohde & Schwarz equipado con un asistente virtual que guía a los pasajeros a revisar sus bolsillos si el escáner detecta algo sospechoso.
El proyecto de Vanderlande está más avanzado que el de Micro-X. El DHS lo probó en la primavera y espera llevar a cabo una prueba en los carriles PreCheck del Aeropuerto Internacional Harry Reid en Las Vegas a finales de este año. Aunque tiene algunas características que pueden acelerar el flujo de pasajeros, no posee el mismo potencial de aceleración que el sistema que está desarrollando Micro-X, según Fortune.
Sin embargo, Fortune advierte que aún se deben demostrar muchas cosas sobre estas nuevas tecnologías.
Micro-X ya ha comercializado máquinas de rayos X médicas móviles y ligeras basadas en la misma tecnología de su escáner CT. Las máquinas de rayos X estándar aún operan de manera similar a como lo hacían cuando se desarrollaron por primera vez a principios del siglo XX, con un filamento que se calienta en un tubo de vacío, generando rayos X cuando un metal denso los frena rápidamente.
Micro-X ha perfeccionado una tecnología inicialmente desarrollada por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, la cual aplica un campo eléctrico a nanotubos de carbono para generar una corriente de electrones. Esto proporciona ventajas significativas: los tubos de rayos X de Micro-X son aproximadamente una cuarta parte del tamaño y una décima parte del peso de los estándares. También permiten un control electrónico más preciso de la sincronización y la dosificación, según afirmaciones de la empresa.
El éxito del proyecto de seguridad con autocontrol podría representar un futuro prometedor para esta pequeña empresa. Micro-X generó ventas por valor de 9.7 millones de dólares en el año fiscal que concluyó el 30 de junio. Con una capitalización de mercado de solo 35 millones de dólares en la Bolsa de Valores de Australia, Gonzales señala que necesitarán inversiones o colaboraciones externas para llevar el sistema al mercado.
El éxito del proyecto también dependerá de si Voxel Radar, con sede en Munich, puede cumplir con su afirmación de que su escáner corporal de ondas milimétricas de próxima generación puede tomar imágenes precisas de los viajeros mientras se mueven en la cabina y proporcionar información rápida sobre los objetos que llevan. Los escáneres de ondas milimétricas actuales requieren que los viajeros permanezcan inmóviles con los brazos extendidos.
Otro factor crucial será la creación de algoritmos de detección capaces de interpretar con precisión las imágenes producidas por ambos tipos de escáneres.
Procesamiento de imágenes por medio de computadoras
Los algoritmos de procesamiento de imágenes se emplean actualmente en escáneres CT para la detección de explosivos en el equipaje que se registra para ser facturado. Según la TSA, entre el 75% y el 80% de las maletas facturadas son procesadas sin intervención humana. Sin embargo, el equipaje de mano presenta un desafío mayor, ya que requiere una revisión más detallada para detectar una gama más amplia de objetos prohibidos, como armas de fuego y cuchillos.
Para los algoritmos, puede ser complicado identificar la forma de un arma dependiendo de su orientación o determinar si un arma se encuentra desmontada o si sus partes están distribuidas en diferentes bolsas. Así lo indica Norman Shanks, un experto en inspección de equipaje que supervisó la seguridad en el aeropuerto de Heathrow en Londres a finales de la década de 1990.
“No estoy tan convencido de que tengamos el reconocimiento de imagen para cada artículo prohibido”, informa a Forbes. “Ya llegará, pero aún no hemos llegado a ese punto”.
A pesar de que se requerirá alta precisión y bajas tasas de falsas alarmas para lograr las reducciones de personal en los puntos de control que propone el proyecto Micro-X, no está claro si los seres humanos son una competencia formidable para los algoritmos de detección. En pruebas realizadas en 2017, los investigadores del DHS pudieron hacer pasar armas y explosivos simulados frente a los agentes de la TSA en los puntos de control al menos el 70% de las veces.
Sin embargo, según Shanks, reducir el personal implica un riesgo. Menos agentes podrían significar una menor capacidad para detectar comportamientos sospechosos por parte de los viajeros.
“Los tecnólogos quieren hablar de que la tecnología es la respuesta para todo, y no lo es”, segura. También se requieren “las habilidades interpersonales de las técnicas de detección y observación de conductas”.
Otro interrogante es si las indicaciones automatizadas serán suficientes para que un número adecuado de pasajeros utilice los nuevos sistemas sin asistencia. La experiencia ha revelado que las señales y los videos no pueden reemplazar la eficacia de una persona que brinda instrucciones, según señala Jeffrey Price, consultor de seguridad en la aviación y profesor en la Universidad Estatal Metropolitana de Denver. Él lo describe como ‘uno de los conocimientos fundamentales de nuestra industria”.
“Hay que decirles qué hacer cada vez o, de lo contrario, se quedarán ahí y se confundirán”, comenta Price acerca de los pasajeros de vuelos. “Incluso si no hacen nada más que caminar por un pasillo, igualmente hay que decirles que caminen por el pasillo”.
El objetivo principal de la industria es simplificar el proceso al máximo: eliminar los puntos de control y permitir que los pasajeros sean escaneados de manera constante mientras se desplazan. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha estado respaldando investigaciones en el Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico para desarrollar la tecnología necesaria para hacerlo realidad.
Según Fortune, todavía se necesitan algunos años para materializar un prototipo de este concepto deseado.